miércoles, 27 de junio de 2012

La política en Zitácuaro; PRI y PRD, la moneda está en el aire


A unas horas de cerrarse las campañas electorales y a días de la elección, tanto Sonia Rivas, del PRI, como Silvano Aureoles, del PRD, se ven y se sienten como triunfadores de la contienda por la diputación federal.
Y, sin encuesta de por medio, el panorama parece muy parejo; esto es, la moneda parece estar en el aire. Ambos candidatos tienen aspectos buenos y malos. Pero, para efectos de este comentario, hagamos el ejercicio de analizar los negativos de cada uno.
Silvano Aureoles Conejo es un político muy conocido, y precisamente ese es su principal problema: que los electores lo conocen, quizá bastante bien y muchos ya no le creen mucho.
Veamos estadísticas: Hace más de diez años, Silvano Aureoles estaba en la cima de su popularidad en Zitácuaro. Gracias a ello ganó la elección para la Presidencia Municipal con el mayor número de votos que ha obtenido a nivel local.
El padrón electoral de Zitácuaro era de aproximadamente 94 mil electores y sufragaron por él unos 22 mil ciudadanos. Es decir, un porcentaje de alrededor del 26 por ciento de los votantes.
Cómo habrán cambiado las cosas, que el año pasado, en Zitácuaro, con un padrón de 120 mil ciudadanos, Silvano sólo recibió nueve mil y tantos votos. Es decir, un 7.6 por ciento de los votos.
También en contra de Silvano está el origen partidista de los ayuntamientos de la región. De los trece municipios que conforman este distrito, ocho son gobernados por el PRI, partido que ha puesto a trabajar a sus autoridades en favor de sus candidatos.
Esos son algunos de los puntos negativos que podrían ayudar a Silvano Aureoles a sumar una segunda derrota electoral, el próximo primero de julio, lo que podría representar un golpe de muerte a su carrera política…
No obstante, si a pesar de todo lo señalado Silvano todavía tiene posibilidades de triunfo, es porque la candidata del PRI, Sonia Rivas Espitia, no se ha consolidado como una opción competitiva que saque adelante a su partido, en lo que a la diputación federal se refiere.
Si bien no podemos negar el efecto Peña Nieto, hay cifras que señalan que la votación no será tan plana como los priístas quisieran; es decir, que si bien hay ciudadanos dispuestos a votar por el mexiquense, no lo harían en automático por todos los candidatos tricolores.
Para los no priístas que acudan a las urnas, si bien el candidato a la Presidencia de la República podría representar una opción atractiva, hay altas posibilidades de que el voto se divida cuando de las otras boletas se trate. La estadística electoral del distrito respalda esta teoría.
¿Qué pasa con Sonia Rivas? Que al igual que Silvano, los ciudadanos ya saben de lo que es capaz y qué tanto puede cumplir sus promesas. Independientemente de lo que ella dice en sus discursos, de que va a cumplir, de que es honesta y trabajadora, su paso por diferentes puestos de elección popular la contradicen.
Rivas, a diferencia de Silvano, no tiene carisma, liderazgo, discurso, ni grupo, ni operadores políticos. Si hacemos a un lado la estructura del PRI, lo que queda de la candidata es bien poco: una campaña de poca penetración y trabajo, con un equipo de campaña inexperto.
Y es que conforme se acerca el día de la elección, es claro que la unidad del PRI en torno a sus tres candidatos (a la Presidencia, al Senado y a la diputación) no es tan firme como se anuncia. Prueba de ello es que cada quien tiene sus representantes y sus operadores y cada quien está más preocupado por su propia votación.
En este contexto, algunos líderes ven a Sonia más como un lastre para Peña Nieto y para Chon Orihuela, que una ayuda. Y la misma candidata a la diputación no se ayuda a sí misma, pues sus entusiastas colaboradores a veces tienen que batallar contra ella para hacer campaña a su favor.
Por: Ricardo Rojas 


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