La política en Zitácuaro
Inseguridad. Las
cifras proporcionadas por el procurador del estado, Plácido Torres Pineda, son
preocupantes, porque reflejan un Zitácuaro ubicado en los principales lugares
de inseguridad en el estado. Al mismo tiempo, señalan que esta ciudad se ha
convertido en una de las más lastimadas por el crimen y la violencia.
Poco queda del
recuerdo de aquel Zitácuaro tranquilo, un verdadero oasis de seguridad, a nivel
nacional. Hoy, el municipio y su región registran índices delictivos fuera de
control, que en proporción a su número de habitantes son mayores a los de las
grandes ciudades de Michoacán (léase, Morelia, Uruapan y Zamora).
Los delitos
violentos, los que causan efectos profundos en la sociedad se han disparado. Y,
ante ello, las autoridades no han podido (o no han querido) hacer nada. La
situación ya era así en la terrible administración de Leonel Godoy, en donde la
situación, en todos los sentidos, se salió de control.
Pero las cosas no
han cambiado en los seis meses de administración de Fausto Vallejo, que
garantizaba que bajo su mandato todo sería diferente (“porque el PRI sí sabe
gobernar”, era uno de los slogans de campaña, que muchos creímos).
Sin embargo, la
justificación de la falta de recursos, por las deudas heredadas, parece ser la
justificación para todo. Si el estado busca tener una oportunidad para
progresar y salir del “bache” en el que se halla hundido, necesita garantizar
la seguridad.
Y no nos referimos
a cuestiones que están fuera de su esfera de acción, sino a los delitos
llamados comunes: el asalto, la extorsión y el robo, principalmente, que es lo
que le corresponde atender a la procuraduría estatal.
Pero si a esta
falta de cumplimiento del deber le sumamos que la actitud de las autoridades
encargadas de garantizar la procuración de justicia, la situación se torna
insostenible.
Represión
Nos vamos a
referir al caso ocurrido al compañero René Serrano García, director de La Región, quien fue detenido
arbitrariamente por elementos de la Policía Ministerial estatal, por el simple
hecho de tomar una foto a una de las patrullas de la corporación mal
estacionada.
Serrano García caminaba
por fuera de la sede de la Subprocuraduría Regional de Justicia cuando observó
-como lo había hecho en diversas ocasiones- que la patrulla estaba sobre la
banqueta, lo que obligaba a los peatones a caminar sobre el libramiento, con el
riesgo a su integridad física que ello implicaba.
Esta ocasión tomó
una foto, para publicarla en su medio. Pero más adelante fue interceptado por
una patrulla de donde bajaron dos violentos ministeriales que a la de “súbete
cabrón”, lo obligaron abordar el vehículo y se lo llevaron detenido.
Claro está, sin
orden de aprehensión, sin haber cometido un delito, sólo por tomar la foto a la
unidad policiaca. De nada valió que se identificara como periodista (aunque no
era necesario, ya que cualquier ciudadano puede, en uso de su libertad
fotografiar cualquier cosa en la vía pública).
Pero ni aún
identificado como periodista tuvo un mejor trato. Cuando exigió hablar con la
subprocuradora, Lilia Cipriano, para presentar una denuncia -y quizá ya
conscientes de que la habían regado- la respuesta de los policías fue “métete y
búscala, cabrón”.
Como la
funcionaria no estaba, se fue, sin que ya nadie lo detuviera. Más tarde, al
hablar con Cipriano Ista, la funcionaria se disculpó, pero justificó a sus
elementos por “la tensión nerviosa en la que viven” (¿O sea que eso les da
derecho a actuar de manera arbitraria con los ciudadanos?).
Además, le sugirió
no presentar denuncia. Así que sólo levantó un acta, en donde constaron los
hechos. También recibió disculpas de Faraón Martínez, el primer comandante.
Las cosas parece
que quedarán así. Así que los elementos arbitrarios no van a recibir castigo y
la actitud de los ministeriales no va a cambiar. Este medio reprueba lo
ocurrido y expresa su solidaridad con René Serrano.
Ricardo Rojas/Zitácuaro
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