miércoles, 5 de septiembre de 2012

Mala fama


La política en Zitácuaro

Inseguridad. Las cifras proporcionadas por el procurador del estado, Plácido Torres Pineda, son preocupantes, porque reflejan un Zitácuaro ubicado en los principales lugares de inseguridad en el estado. Al mismo tiempo, señalan que esta ciudad se ha convertido en una de las más lastimadas por el crimen y la violencia.
Poco queda del recuerdo de aquel Zitácuaro tranquilo, un verdadero oasis de seguridad, a nivel nacional. Hoy, el municipio y su región registran índices delictivos fuera de control, que en proporción a su número de habitantes son mayores a los de las grandes ciudades de Michoacán (léase, Morelia, Uruapan y Zamora).


Los delitos violentos, los que causan efectos profundos en la sociedad se han disparado. Y, ante ello, las autoridades no han podido (o no han querido) hacer nada. La situación ya era así en la terrible administración de Leonel Godoy, en donde la situación, en todos los sentidos, se salió de control.
Pero las cosas no han cambiado en los seis meses de administración de Fausto Vallejo, que garantizaba que bajo su mandato todo sería diferente (“porque el PRI sí sabe gobernar”, era uno de los slogans de campaña, que muchos creímos).
Sin embargo, la justificación de la falta de recursos, por las deudas heredadas, parece ser la justificación para todo. Si el estado busca tener una oportunidad para progresar y salir del “bache” en el que se halla hundido, necesita garantizar la seguridad.
Y no nos referimos a cuestiones que están fuera de su esfera de acción, sino a los delitos llamados comunes: el asalto, la extorsión y el robo, principalmente, que es lo que le corresponde atender a la procuraduría estatal.
Pero si a esta falta de cumplimiento del deber le sumamos que la actitud de las autoridades encargadas de garantizar la procuración de justicia, la situación se torna insostenible.
Represión
Nos vamos a referir al caso ocurrido al compañero René Serrano García, director de La Región, quien fue detenido arbitrariamente por elementos de la Policía Ministerial estatal, por el simple hecho de tomar una foto a una de las patrullas de la corporación mal estacionada.
Serrano García caminaba por fuera de la sede de la Subprocuraduría Regional de Justicia cuando observó -como lo había hecho en diversas ocasiones- que la patrulla estaba sobre la banqueta, lo que obligaba a los peatones a caminar sobre el libramiento, con el riesgo a su integridad física que ello implicaba.
Esta ocasión tomó una foto, para publicarla en su medio. Pero más adelante fue interceptado por una patrulla de donde bajaron dos violentos ministeriales que a la de “súbete cabrón”, lo obligaron abordar el vehículo y se lo llevaron detenido.
Claro está, sin orden de aprehensión, sin haber cometido un delito, sólo por tomar la foto a la unidad policiaca. De nada valió que se identificara como periodista (aunque no era necesario, ya que cualquier ciudadano puede, en uso de su libertad fotografiar cualquier cosa en la vía pública).
Pero ni aún identificado como periodista tuvo un mejor trato. Cuando exigió hablar con la subprocuradora, Lilia Cipriano, para presentar una denuncia -y quizá ya conscientes de que la habían regado- la respuesta de los policías fue “métete y búscala, cabrón”.
Como la funcionaria no estaba, se fue, sin que ya nadie lo detuviera. Más tarde, al hablar con Cipriano Ista, la funcionaria se disculpó, pero justificó a sus elementos por “la tensión nerviosa en la que viven” (¿O sea que eso les da derecho a actuar de manera arbitraria con los ciudadanos?).
Además, le sugirió no presentar denuncia. Así que sólo levantó un acta, en donde constaron los hechos. También recibió disculpas de Faraón Martínez, el primer comandante.
Las cosas parece que quedarán así. Así que los elementos arbitrarios no van a recibir castigo y la actitud de los ministeriales no va a cambiar. Este medio reprueba lo ocurrido y expresa su solidaridad con René Serrano.
Ricardo Rojas/Zitácuaro

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