La política en Apatzingán
Prácticamente las actuales autoridades municipales en
Michoacán están por cumplir su primer año de gobierno. Un año que en términos
reales poco dio.
En este sentido y en el caso concreto del Valle de
Apatzingán, poco, muy poco se puede referenciar de las expectativas creadas por
las actuales administraciones ante el hartazgo social y el rechazo a los
ayuntamientos perredistas.
Se habló de cambio, se habló de que las cosas iban a ser
mejores y que, por lo tanto, la ciudadanía sería la mayor beneficiada. Nada de
eso ha sucedido aún. El común denominador de los que hoy gobiernan los
municipios que integran la zona de la Tierra Caliente Sur-Occidental de
Michoacán -que por cierto en su mayoría son emanados del PRI-, poco o nada han
podido cumplir.
Así y frente a un año que permitió la justificación
producto de la presunta y escandalosa deuda pública heredada por el gobierno
encabezado por Leonel Godoy Rangel, los ediles -con sus excepciones- perdieron
el tiempo lamentándose y señalando de manera reiterada que no había dinero,
pero sin dar claridad al destino de los ingresos propios, las participaciones
estatales y federales recibidas hasta el momento.
En fin, han pasados prácticamente diez meses y siete días
desde el momento mismo en que asumieron el mandato constitucional otorgado por
el núcleo social y en pocos días -del primero al 15 de diciembre- tendrán que
acudir por vez primera a informar a sus gobernados del estado que guardan sus
respectivas administraciones públicas, lo que resta del mes de noviembre les
servirá apenas para elaborar el documento en mención.
De tal forma y no bien recuperados del embriago de su I
Informe de Gobierno, deberán despertar a la realidad, pues tendrán encima ya el
pago de todos y cada uno de los compromisos laborales de fin de año, una
situación grave frente al constante argumento de que no hay dinero y ante la
crisis financiera que viven la mayor parte de ayuntamientos.
A partir de esta fecha ya no habrá justificación alguna
que pueda amainar la crítica y el desencanto social que seguramente se hará
presente al término de su primer año de gobierno. Sí los ediles del Valle de
Apatzingán –los emanados del PRI- , piensan que con el arribo de Enrique Peña
Nieto a la Presidencia de la República su situación financiera está resuelta,
hay que decirlo; están totalmente equivocados.
En ese contexto, se debe señalar que los habitantes del
Valle de Apatzingán han visto pasar los días sin obtener respuesta a sus
demandas y han esperado estoicos que las autoridades municipales que mucho
prometieron cumplan.
Su primer año de gobierno se agota y ante esta situación
es casi seguro que la luna de miel entre alcaldes y ciudadanos concluya. ¿No lo
cree?
El tiro por la culata.- Si Andrés Manuel López Obrador
creyó en algún momento que por el solo hecho de retirarse del PRD y disponerse
a la conformación de un nuevo partido iba a darle la estocada final al Partido
de la Revolución Democrática en Michoacán, se equivocó y de a feo. Las cosas no
salieron como esperaba y tendrá que trabajar duro, muy duro para poder
posicionar al Morena, al menos así se percibe en el Valle de Apatzingán, en
donde el cardenismo tiene su coto.
De última hora.- En los estertores del calderonismo la
guerra en contra de los cárteles del narcotráfico y la delincuencia organizada
en el Valle de Apatzingán, parece ser que llegarán a su fin. A 23 días de que concluya
el gobierno de Felipe Calderón se deja entrever que los poco más de 70 mil
muertos que costó su estrategia militar, no tendrán eco alguno. El rumor
popular es sabio y en esta zona de la geografía michoacana aún prevalecen las
dantescas imágenes de los hechos ocurridos. ¿Usted, qué opina?.
Antonio Ramos Tafolla/Apatzingán
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