miércoles, 3 de abril de 2013

Obras públicas, talón de Aquiles


La Dirección de Obras Públicas podría ser uno de los talones de Aquiles de la administración municipal. Si bien el programa ejecutado en 2012 fue amplio y llegó a prácticamente todos los rincones de Zitácuaro, al momento de hacer un balance, hay cifras que no cuadran.

Y ese ha sido el problema del encargado de la Dirección de Obras Públicas municipales, Joaquín Campos López: desorden, desorganización y falta de transparencia. Definitivamente, no es bueno para entregar cuentas.
No es una situación nueva; de hecho, reveló este desorden en su forma de trabajar (que no es digna de un servidor público, por supuesto), cuando no era capaz de entregar una propuesta de obras para su autorización a principios de 2012. Errores en los números, faltantes y cambios constantes fueron la principal característica.
Luego, a lo largo del año, el director de Obras fue el “cliente” constante de la Contraloría Municipal que en cada informe le reclamaba la falta de expedientes técnicos, de la documentación y la falta de cumplimiento de la normativa.
Cuando la contralora Ana Luisa Martínez Sandoval realizó una revisión al azar de algunos trabajos elaborados por Joaquín Campos, se evidenciaron algunas irregularidades; principalmente, la falta de expedientes, lo que no debería suceder en una dependencia que cuenta con los recursos y el personal necesario.
El problema es que no es el director de Obras Públicas el que queda mal con su deficiente trabajo, sino el alcalde, su amigo, a quien debería proteger no sólo porque es su jefe, sino por la estrecha relación que ambos tienen. Es decir, eso no se le hace a un amigo.
¿Qué observaciones tenía el informe final de obras 2012 que Campos López presentó al Cabildo? Cifras sin cuadrar, principalmente. Como si la documentación hubiera sido hecha al aventón, sin tomarse la precaución de revisarla.
Ejemplos: en la obra de 243 metros de tubería de agua en Tercera Entrada de El Aguacate, rumbo al Granjeno, se presupuestaron 139 mil 537 pesos. La inversión se ejerció al 100 por ciento pero la obra quedó inconclusa. Su avance es de solo el 74 por ciento.
Situaciones de ese tipo abundan: en la línea de construcción de El Aguacate “a pie de monte”, 100 por ciento de inversión, avance del 67 por ciento; en Mesa Grande, pasando el portón, en Aputzio de Juárez, gasto, 100 por ciento, por 83 por ciento de avance; en Los Escobales, igual: el presupuesto se gastó y sólo se adelantó un 81 por ciento.
Las obras convenidas con el gobierno del estado quedaron inconclusas, como es sabido, porque la administración de Fausto Vallejo no envió todo el dinero que prometió por “falta de recursos”.
Por ese motivo, la principal obra de 2012 no se hizo. Se trata de la primera etapa del Centro Cultural de Integración Juvenil, en el que se invertirían seis millones 531 mil 400 pesos. Sólo se invirtió un poco más de lo que aportaría el municipio: dos millones 626 mil, de los dos millones 612 mil aprobados por el Cabildo.
Así, lo gastado corresponde al 40 por ciento del presupuesto de la obra, aunque el avance físico de los trabajos es de sólo el 30 por ciento; sin embargo, ante la falta de proyecto, no se dice qué se hizo y qué falta.
Finalmente, el informe de obras 2012 señala que el costo total de las obras sería de 121 millones 925 mil 69 pesos. Pero la “inversión ejercida” fue de 105 millones 997 mil 944 pesos. Es decir, menos de lo autorizado por el Cabildo para el programa de acciones de ese año: 108 millones 690 mil 137 pesos. ¿Por qué se gastó menos? ¿Por qué no cuadran los números? No se sabe.
-Ricardo Rojas

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