Zitácuaro se ha convertido en una fuente inagotable de vehículos para
el crimen organizado. El robo con violencia de unidades se ha convertido en un
problema grave y de difícil combate; sobre todo, porque generalmente ocurre fuera
del territorio michoacano, en la carretera federal, en la zona fronteriza con el
Estado de México.
Y sí, sabemos que Zitácuaro no es Tepalcatepec, pero los problemas de
inseguridad y violencia, en mayor o menor grado, se dan en todos lados. Y sería
deseable que la estrategia federal que promete ser la solución, contemple
también esta región, incluido el territorio fronterizo mexiquense.
No es una noticia reciente el robo de unidades. Es un problema que
lleva meses sin que las autoridades hagan algo; de hecho, si alguien sale en su
vehículo a Toluca o a México, corre el riesgo de regresar a pie.
Los robos ocurren en el único tramo donde no hay autopista, poco antes
de entrar a Michoacán, en la zona serrana. Los asaltantes se ocultan en el
monte, eligen el vehículo que les gusta y le cierran el paso. En el mejor de
los casos, solamente bajan al chofer, le quitan las llaves y sus pertenencias.
Si hay oposición, le va peor.
Antes, en este tramo se encontraba un retén de la ASE (Agencia de
Seguridad Estatal), policía mexiquense. Igual había quejas, porque
constantemente detenían a los automovilistas michoacanos y les pedían una
“cooperación”.
Pero un buen día se retiraron y su lugar fue ocupado por los ladrones
de autos que trabajan con toda impunidad, incluso a plena luz del día; o sea,
salió peor. ¿Acaso no puede hacer la Federación algo al respecto?
Ecocidio
Es una realidad que en la última temporada la población de la mariposa monarca
se redujo a menos de la mitad. El problema, reconoce el experto estadounidense
Orley Taylor, es que el número de lepidópteros no aumentará, simplemente porque
no tienen con qué alimentarse.
La planta de algodoncillo, que es la base de la alimentación de la monarca,
prácticamente ha desaparecido de los campos estadounidenses. A los agricultores
del medio oeste no les interesa la mariposa ni les preocupa que esté al borde
de la extinción, sino las ganancias que pueden sacar de sus cosechas de granos
transgénicos.
Para obtener ganancias arrasan con todo lo que les estorba, como las
“malas hierbas”, como el algodoncillo, por medio de poderosos pesticidas. Y lo
curioso es que no hay una ley que les ponga freno y que proteja a la mariposa monarca
en territorio estadounidense.
Es irónico porque en el pasado se consideraba que México era
responsable del peligro que corría la mariposa monarca, que la corrupción que
alimentaba la tala ilegal habría de desaparecer los bosques que en esta tierra
son su refugio de invierno.
La tala se ha erradicado y la conciencia en muchos de los ejidos
ubicados en la zona de protección ha provocado que la cubierta forestal se
conserve mejor. Pero ahora el problema está del otro lado de la frontera.
Son los agricultores de Estados Unidos los que se han convertido en
mata-mariposas. Está claro que si el gobierno de esa nación no actúa, la monarca
bien pronto será una especie en extinción. Pero no hay muestras de querer
revertir esta situación, lo que es muy, muy preocupante…
-Ricardo Rojas-
No hay comentarios:
Publicar un comentario