miércoles, 5 de junio de 2013

Elecciones 2015 (primera parte)

Elecciones 2015, especulemos. Aunque falta tiempo, de entrada podríamos decir que no habrá nada nuevo bajo el sol, que nombres conocidos como de los Juan Carlos, tanto Campos Ponce como Orihuela Tello, estarán entre los candidatos.
Claro, aún no es tiempo. Todavía falta mucho para el próximo proceso electoral; sin embargo, para los políticos, posicionarse para una candidatura o un cargo futuro comienza a convertirse en una obsesión, en una inquietud que les quita el sueño.

De entrada, podemos decir que a nivel local, las candidaturas se definirán en favor de quienes tengan un poco de capital político, unas cuantas alianzas con grupos de poder y, eso sí, mucho, mucho dinero (propio o del erario, es igual).
Las próximas elecciones de mediados de 2015 no serán diferentes de las de 2011 y 2012: el triunfo se comprará con dinero, porque igual, sin convicciones y sin dinero, los votos estarán a la venta.
Así que la pelea entre los aspirantes estará, primero, en conseguir la candidatura al interior de sus partidos y después, hacer alianzas (cobrar y/o comprar favores) y repartir el dinero en puntos clave para asegurarse el triunfo.
Tal como están los partidos, a nivel municipal el PRI será el instituto político más fuerte. Independientemente del buen o mal trabajo de las autoridades emanadas de ese partido, de la falta de dirigencia real, la cuestión es que los otros partidos grandes, el PAN y el PRD, están peor.
El PAN, que a nivel nacional está envuelto en una difícil crisis de identidad, una guerra de facciones, en el municipio (y en el distrito) casi ha desaparecido. No tiene liderazgos ni estructura ni goza de la fama pública que tenía en el pasado.
De hecho será difícil para este partido encontrar candidatos suficientes y competitivos para que lo representen en las elecciones para la Presidencia Municipal y las diputaciones local y federal.
Quizá los haya, pero en este momento no se vislumbra a alguien, especialmente que tenga aceptación social y capital económico suficiente para emocionar al electorado zitacaurense. El desprestigio en el que está envuelto el partido (y las críticas a la gestión de Felipe Calderón, como presidente de la República) le ha pegado duro.
El PRD también está hecho ruinas. No sólo por falta de liderazgos, por la atomización provocada por la abundancia de “tribus” y sus constantes pleitos entre ellos. También por el desprestigio arrastrado por su trabajo (pésimo, diríamos en este medio) al frente del gobierno estatal; especialmente, el de Leonel Godoy.
Lo que queda del PRD en Zitácuaro es dominado por Silvano Aureoles Conejo, el diputado y personaje tan polémico en el municipio. En la pasada elección, como todos sabemos, ganó la candidata que apoyó y que, sin dudar, llegado el momento hará lo que el legislador le indique.
Así que no sabemos aún quién, pero aunque tendrá que ceder algo a las “tribus” para mantenerlas contentas, Silvano tendrá el poder de decisión respecto a quiénes serán los candidatos en el municipio y el distrito.
Desafortunadamente, aunque tiene operadores políticos y recursos (aunque quién sabe si comparta estos últimos), no cuenta con un liderazgo o una figura que pueda competir con éxito en las elecciones a nivel alcalde y diputado. Al menos es lo que se vislumbra en este momento, aunque muchas cosas pueden suceder.

Por qué, por ejemplo, ¿a quién se ve, perredista y allegado a Aureoles, que pueda contender con éxito en una elección competida? ¿A Pascual Sigala otra vez? ¿A Adrián López? ¿A Carlos Maldonado? ¿A la regidora Marisela Martínez? ¿Tendrá una carta bajo la manga?
-Ricardo Rojas- 

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