miércoles, 18 de septiembre de 2013

Endeudar al municipio de Zitácuaro

Repentinamente y sin analizar a fondo, los regidores autorizaron endeudar al municipio por más de 65 millones de pesos. Será una deuda histórica que debió haberse analizado exhaustivamente antes de darle el visto bueno. Hay muchos factores a considerar que, creemos, se hicieron de lado sin tomar en cuenta si traerá más perjuicios que beneficios.

En este momento, la situación económica del municipio no es buena. Si bien no se está prácticamente en la bancarrota como lo está el estado, las deudas a corto plazo han comenzado a crecer como bola de nieve, y han provocado una semiparálisis en la administración.
Baste recordar la circular que dirigió la Dirección de Administración a todas las dependencias a mediados de año. Dijo que a partir de ese momento no se gastaría en nada de lo programado, a menos que fuera autorizado directamente por el alcalde Juan Carlos Campos Ponce.
De otra forma no se tendría dinero para terminar el año con los gastos más elementales como el pago de salarios a los empleados. Se amenazaba que el director que no obedeciera y realizara una compra tendría que pagarla con sus recursos.
Bien, la deuda que tiene el Ayuntamiento con la Secretaría de Hacienda y el ISSSTE por concepto de impuestos y cuotas alcanza ya los 18 millones de pesos, y no se ve cuándo ni cómo vaya a liquidarla.
Es cierto que recurrir a la deuda para financiar el desarrollo es una estrategia que utilizan los gobiernos a fin de superar las limitaciones presupuestales, pero de acuerdo con expertos financieros, esto sólo se debe hacer si se cumple la condición de        que la rentabilidad (ganancia) social sea más alta que el peso que implique el sacrificio para pagar las mensualidades y, aún más, los intereses. Tampoco se vale hipotecar los ingresos que tendrán las futuras administraciones.

Prioritario, ¿para quién?
Aunque nadie discute la utilidad de contar con buen alumbrado público y que éste salga más barato, ¿acaso no hay proyectos más prioritarios?, ¿no valdría la pena que ya que a nosotros nos tocará pagar, los ciudadanos decidiéramos en qué se aplicará el préstamo?
Por ejemplo, modernizar las vías de comunicación o apostarle a la educación pero en serio, con la construcción de una universidad pública o financiar un agresivo programa de proyectos productivos para crear los empleos que tanta falta hacen.
El argumento de que se apliquen 45 millones al arreglo del alumbrado público es que éste implicaría “ahorro” para el municipio, además de que el préstamo se pagaría solo -y rápido- con este “ahorro”.
Por principio de cuentas, parece haber un interés en hacer un proyecto de 45 millones de pesos, cuando en el pasado se demostró que había alternativas iguales y más baratas (es cosa de ir al archivo municipal y analizar las propuestas que fueron ignoradas). ¿Cuál es el verdadero motivo?
Además, contar con el dinero que se cobra por concepto del Derecho de Alumbrado Público (DAP) para pagar este préstamo es incierto, ¿acaso de ignora el movimiento ciudadano que hizo que el Ayuntamiento regresara este cobro a cientos de contribuyentes?
La finalidad de este movimiento es que se erradique de la Ley de Ingresos 2014 el cobro del DAP, y si no se logra, ahora sí se vendrían miles de amparos en cascada, lo que dejaría al Ayuntamiento sin este ingreso. Esto no es un simple amago, sino una realidad.

Si no se cuenta con el dinero del DAP para pagar esta parte del préstamo -que es la más onerosa-, ¿de dónde se va a tomar?, ¿del Fondo IV, que se podría aplicar a infraestructura?, ¿del gasto corriente que apenas alcanza para pagar la nómina?, por supuesto que no.

Ricardo Rojas | Zitácuaro


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