lunes, 21 de julio de 2014

No es política, ¿en serio?


La frase de entrada de los comerciantes de Jiquilpan durante la reunión sostenida con el edil Francisco Álvarez en el sentido de que “no es cuestión política”, es más una explicación no pedida que una postura.

 
Aunque el mismo presidente municipal desestimó que la inconformidad de los comerciantes y líderes de opinión tuviera que ver con cuestiones políticas, la conseja popular dice que “donde hay cura, hay misa”, y la verdad, la presencia de gente como el ex edil Luis Felipe Herrera, el ex presidente municipal interino Álvaro García y el dos veces ex alcalde Francisco Mora, todos emanados de las filas del PRD, deja serias dudas sobre si aquello se trató de un asunto social o un vulgar asunto pre electorero.
De entrada, ni Álvaro García ni Luis Felipe Herrera son conocidos por abanderar las causas de la ciudadanía, sino más bien como paladines de causas sectoriales; entonces todo hace suponer que esta alianza de facto con Francisco Mora obedece más al próximo proceso electoral que a una genuina preocupación por el tema de la seguridad pública. El famoso fuego amigo al que hiciera referencia el alcalde queda patente en esta reunión en la que, por cierto, quedó claro que la congruencia no es lo de los comerciantes, pues mientras pedían la estricta aplicación de la ley sin excepciones, pedían también absurdos como que los vendedores de otros municipios entraran en un marco de excepción en cuanto a las sanciones aplicables, y más aún cuando uno de los principales reclamos era que se diera a conocer el tabulador de multas vigentes, demandaban la creación de una tarifa de multa única por un periodo de tiempo.
Tal parece que la planeación no es lo de este grupo, donde regularmente siempre son los mismos, además de que todos hablaban, pero a fin de cuentas ninguno asumió el compromiso de ser la voz y el rostro público de este grupo de comerciantes, que además alegaron estar ahí en representación de la ciudadanía, argumento carente de veracidad y, por cierto, bastante desgastado.
Algo quedó claro: los comerciantes estaban en esa reunión velando por sus propios intereses, acción válida; lo que no se vale es que con el afán de proteger el rédito de sus negocios, se ostenten como representantes de una ciudadanía que ya en las urnas le ha volteado la espalda. ¿Por qué entonces ahora les brindaría su confianza?
Sí es un tema político el de la seguridad pública, sí llevó esta reunión tintes electoreros y sí, sí había ánimos de revancha por un lado y de intentos de coqueteo político por otro pero, como todo aquello que es inmoral o ilícito, las partes en cuestión habrán de negarlo.
¿Cuál es entonces la intención de este recién cobrado protagonismo de Luis Felipe Herrera y Álvaro García?, ¿demostrar que están vigentes en un partido que a fuerza de cerrar su cúpula se ha vuelto viejo, al grado de que para crecer, los militantes de la mediana edad han tenido que brincar a Morena?
¿Cuál es la secreta intención de Francisco Mora de armar este jaleo y después dar el paso al costado cuando el asunto se mediatiza? Solamente ellos conocen sus intenciones y los caminos para lograrlo, pero desde fuera el asunto es más claro que el agua: es un asunto político, electorero y de intereses de los comerciantes.
José Luis Ceja Guerra

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