En el año de 1999, tiempo en que era presidente
municipal interino de Huetamo Andrés Corona Sánchez, un derrame de productos
químicos derivados de la melaza y vertidos al Río Bajo Tacámbaro puso de cabeza
a la región ribereña de los municipios de Carácuaro y Huetamo, dada la gran
cantidad de peces muertos que aparecieron hasta llegar a la desembocadura del
Río Balsas, y aunque de entrada las baterías se enfocaron en investigar a la
empresa minera de Baztán del Cobre, los resultados definitivos dejaron al
descubierto que el problema había surgido en el ingenio azucarero de Inguarán.
En el mes de marzo del año 2011, a finales de la administración del alcalde de
Huetamo Roberto García Sierra, tras darse a conocer a la luz pública una
supuesta contingencia ecológica de la zona minera de Baztán del Cobre por el
derrame de sustancias tóxicas, que generó mortandad de peces en la zona,
lugareños afirmaban que también se verificó muerte repentina de ganado, y en
aquel entonces el síndico de Huetamo en turno, el contador Isidro Regalado
Vega, acompañado por el regidor de Ecología, Saturnino Pineda Pineda,
originario de Baztán del Cobre, realizaban días después una visita a las
instalaciones del mineral con el fin de constatar o detectar alguna anomalía
sobre el supuesto derrame denunciado, y para ello invitaban al recorrido a corresponsales
de la prensa estatal con base en Huetamo, lo que permitió conocer en corto la
preocupante situación, y en aquella ocasión, Regalado Vega mostraba a la prensa
un documento firmado por Alfredo Ledesma Rangel, delegado de Semarnap en
Michoacán, quien señalaba que tal dependencia enterada del caso, solicitaba
mayor información sobre el problema ecológico del mineral de Baztán del Cobre,
y requería de fotografías, testimonios, firmas, muestras y hasta recortes
periodísticos para que ser presentados aquel fin de semana en Morelia, y
enseguida visitar Baztán y tomar decisiones; sin embargo, nada sucedió. El 18
de mayo del 2012, se informó de la muerte de un minero, mientras otro quedaba gravemente
herido, después de un derrumbe que provocó que una roca de gran tonelaje los
aplastara, cayéndoles de una altura aproximada de ocho metros y el occiso fue
identificado como Agapito Chávez Avilés, de 42 años de edad, originario y
vecino del poblado de Baztán del Cobre, perteneciente al municipio de Huetamo,
y quien se desempeñaba como perforista en la Compañía Minera El Baztán, SA. Lo
acontecido el pasado 25 de junio, pudiera ser el colofón a una serie de mar de
historias que se ven desde Huetamo, pueblo conocedor de casi 500 años de rico
historial de esa prehispánica rica tierra del municipio de Huetamo, lugar del
que poco se sabe, a no ser por un libro de Silvio Maldonado Bautista, quien escribió
la obra “El médico de Baztán”, pero libro que no aparece un ejemplar por ningún
lado, y con las eternas críticas de que esa empresa que presuntamente es
propiedad de Carlos Salinas de Gortari, en sociedad con el minero
multimillonario norteño Alonso Ancira Elizondo, personaje protegido por todos
los presidentes de México que han desfilado por Los Pinos en tiempos recientes,
pero que poco o nada le han dado al pobre Huetamo. Contexto: (Tomado de un
texto de CNN) Recuerdos de los Ancira
en Baztán del Cobre: “Alonso Ancira Elizondo habla desde su escritorio,
mientras se reclina en su butaca y lanza la primera bocanada de su puro, un
Arturo Fuentes Opus X. Su oficina está ubicada en el centro del complejo de
Altos Hornos de México, en Monclova. Lo más lujoso a la vista son los pisos de
mármol, “los mismos que tienen mis empleados en sus baños, porque yo sí fui
minero y sé a qué huelen las botas de hule sin calcetines”, afirma el
empresario. Cuando tenía 16 años, como estudiante, Ancira Elizondo no parecía
tan bueno como resultó después para los negocios. Reprobó algunas materias y,
como castigo, su padre lo envió a trabajar ocho meses como auxiliar de
perforación en la mina de la familia, Baztán del Cobre, en Michoacán. A su
espalda, una gran ventana deja ver el enorme complejo industrial, esas pesadas
estructuras de metal a las que se aferró y que lo hicieron enfrentarse con todo
el sistema financiero de México, con los más importantes bancos del mundo, y
con el gobierno de Vicente Fox…”.
Ángel Ramírez
Ortuño
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