lunes, 28 de julio de 2014

Tomar posiciones



A unos meses del arranque del proceso electoral de 2015, los integrantes de los cabildos de esta región recuerdan que algo le deben al pueblo y han comenzado a tomar posturas en temas en los que antes cerraban la boca y los ojos.
 
Resulta que un día por la mañana, al menos ocho regidores del municipio de Jiquilpan despertaron y se dieron cuenta de que muchas calles habían estado cerradas durante meses, que hay un estancamiento económico en el municipio, que los jefes de departamento no trabajan y que los trabajadores de oficina viven, literalmente, en las redes sociales.



¡Vaya pues con los cabildantes que ahora despertaron y se quejaron! A estas alturas del juego, queda claro que lo que mueve a los regidores es más una postura política que una postura social o de representación popular.



Casi en la agonía de la actual administración resulta inverosímil que por lo menos en el tema de los jefes de departamento y los trabajadores municipales, los regidores no se hubieran percatado de la falta de seriedad de algunos trabajadores que llegan tarde, se salen a desayunar, a darse lustre a las botas o a atender sus asuntos particulares.



Pero el tema de las calles resulta más allá de lo increíble y nos hace preguntar en qué municipio vivían estos regidores que no se habían dado cuenta de que era imposible circular en la ciudad por las calles cerradas, cuando ellos, con su silencio, avalaron los cambios de los proyectos de estas calles, lo que ocasionó esa tardanza.



Evidentemente viene el proceso electoral y los regidores, que han pasado sin pena ni gloria, deben hacerse presentes con declaraciones, incluso subidas de tono, para que sus partidos los tomen en cuenta en los próximos procesos o porque tienen la errada idea de que tienen futuro político.



Una frase dicha por el regidor Ulises Lúa permite arrojar una palada más de tierra al asunto de las declaraciones de los regidores: “No lo tomes personal, presidente, eso es un asunto político y profesional”, ¡ja!, lo cierto es que los regidores ni son políticos ni son profesionales, son electoreros de medio tiempo.



Cómo van a explicarle al pueblo su silencio durante meses y meses y ahora de repente despiertan y toman conciencia de que la buena marcha tanto de la administración municipal como del pueblo es una responsabilidad que comparten con el alcalde.



El problema es que, dados los acontecimientos, no queda del todo claro si el repentino celo de los regidores es un interés genuino de que las cosas marchen como debieran o fueron mandatados por los líderes de sus partidos o por sus líderes de grupos y organizaciones.



Para que los regidores convenzan de que esto no se trata de un posicionamiento personal y de partido, deberán atender de manera puntual temas más complicados, como la operación de una oficina que funciona en el llamado Callejón de La Rana, a cargo del erario local y en la que se trabaja en un proyecto que sepultará las aspiraciones políticas de prácticamente todo el Cabildo.



Pero en fin, lo que la gente quiere es saber nombres de los que ya se apuntan por la municipal de Jiquilpan y todo parece indicar que Marco Valencia ya es visto otra vez con buenos ojos por parte de Acción Nacional, y pudiera darse un encuentro, cordial o no ya dependerá de ellos, con Germán Naranjo, actual líder del PAN en Jiquilpan.



En el PRD la cosa entró en un compás de espera que puede deberse a una correcta negociación entre grupos o a que los grupos están velando armas.



José Luis Ceja Guerra

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