Esta semana de nueva cuenta regresó a
las primeras planas el caso de la especie de murciélago hematófago conocido
científicamente como Desmodus rotundus,
nombre un tanto cuanto tenebroso que quiérase o no, en la memoria del pueblo evoca
a recordar películas de terror donde el personaje central era Nostradamus, pero
asimismo remite a los amantes del cine a ubicarse en Transilvania, en
territorios donde se afirma en su novela de terror Brad Stoker que vivió el
Conde Drácula, sin embargo de pasadita nos evoca también la sempiterna figura
de Germán Robles, ese esquelético actor que se inmortalizó al encarnar a un
señor vampiro mexicano.
En Huetamo, de nueva cuenta salió a flote el problema del
murcielaguismo, también ya conocido como vampirismo, y al charlar en corto el
pasado martes con Jorge Arturo Arana Sandoval, con conocimientos de causa y
rodeado de gente especializada, tomaba el toro por los cuernos y daba su punto
de vista sobre lo ocurrido en la remota comunidad de Zacanguirete, luego de que
un valiente ciudadano puso al tanto a los medios de comunicación de Huetamo, y
sobre la marcha se visitó ese sitio para dar fe de lo que una docena de
habitantes mordidos en el mes de julio narraban con preocupación y mostraban
los recuerdos marcados por minúsculos dientes que mordieron a niños, mayores y
ancianos, cuestión que encendió los focos rojos y con gran sentido de
responsabilidad, autoridades de salud sanitaria estatal y autoridades
municipales de Huetamo unificaban esfuerzos y de inmediato montaban una brigada
de médicos veterinarios para ir hasta las propias cuevas del municipio para
colocar trampas y aplicarles ungüentos que en días generan la muerte de otros
murciélagos. ¿Qué es lo que pasa en Huetamo? Preguntamos a Arana Sandoval, y
explicó que la multiplicación de este género de murciélagos se debe a
cuestiones del cambio climático, por los desvíos de las fuertes corrientes de
aire que empujan los huracanes y ciclones desde Centroamérica y el sureste de
México, que permiten que las zonas montañosas de cuevas, ríos, cavernas y
barrancas de la Cuenca Media del Balsas les den especial cabida en sus
entornos, y por consecuencia multiplicar la especie de estos murciélagos
hematófagos que se alimentan de la sangre del ganado que prolifera en los
ranchos ganaderos de la Tierra Caliente, pero que en últimos tiempos, tal vez
por la ya marcada escasez de vacunos, los quirópteros les ha dado por morder a
pobladores de apartadas rancherías del municipio, sin embargo por el
aislamiento de tales comunidades, poco o nada se sabía, sin embargo un
inocultable antecedente ocurrido años atrás en una ranchería muy cercana de
Zacanguirete, de nombre El Naranjo, sucedió una mortal tragedia que acabó con
la vida de una niña, luego de que por alguna extraña circunstancia fue mordida
por un murciélago infectado de rabia, y sólo hasta que la pequeña mostró
síntomas del problema fue como llegó primero a Huetamo y después a Morelia,
donde nada pudo hacer la ciencia médica por salvarle la vida. Ese negro capítulo
ocurrido en El Naranjo, de alguna forma sirvió para alertar a las autoridades
sanitarias del estado de Michoacán y del municipio de Huetamo, de que nunca más
debería ocurrir una desgracia igual, y es de reconocer los esfuerzos que se
hacen al respecto, sin embargo las narraciones de los pobladores de
Zacanguirete son de que por las noches salen de las cuevas los chochos nocturnos
y los muerden, por lo que deben contar con pabellones especiales o mejor no
apagar la luz en toda la noche, so pena de ser mordidas más veces, y aunque parece
algo de terrorífica novela, será necesario que personal altamente especializado
retome el caso de lo que ahí sucede y se resuelve de raíz ese problema, mismo
que se repite en todo el territorio municipal de Huetamo, y quiéralo o no, es
necesario que se combata a fondo al terrible Desmodus rotundus, al que muy poco le importan los votos.
Ángel Ramírez Ortuño
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