Obviamente lo externado la semana pasada en este espacio cayó mal a algunas dependencias de este municipio y algunos regidores, pero aunque dolió, no fue motivo para poner remedio.
Resulta que
una de las quejas fundamentales de los regidores era el tema de que los jefes de
departamento prácticamente desaparecían cuando el edil no se encontraba en Palacio
Municipal, y pese a estas quejas, nada se ha remediado.
Por
cuestiones de trabajo, el viernes pasado visité el municipio de Valle de Juárez,
en Jalisco, a casi 45 minutos de Jiquilpan, donde cerca de las 11:00 horas me
tocó en suerte encontrar al director de Atención Ciudadana de Jiquilpan, al que
pregunté si no había trabajado, a sabiendas de que mentía. El funcionario
municipal respondió que sí, sólo que se encontraba en el desarrollo de una
comisión en aquel municipio.
Pues resulta
que el funcionario no fue comisionado a un viaje a ese municipio y, porque
saldrá a decirlo, tampoco pidió permiso para ausentarse de sus labores ese día,
lo que fue confirmado tanto por el edil Francisco Álvarez como por el oficial
mayor José Luis Román. La pregunta es ¿se aplicarán sanciones o la ausencia de
este funcionario en día y horarios que le paga el pueblo será solamente una
anécdota para contar?
El hecho
viene a colación porque entonces, y con todo respeto a todos los integrantes
del Cabildo, tendríamos que preguntar quién de ellos recomendó para la chamba
al director de Atención Ciudadana, cuyo nombre, por cierto, entre broma y vera,
el oficial mayor se negó a proporcionar.
Ya en
cuestiones políticas vale la pena preguntarse qué es lo que está pasando con el
PRD de Sahuayo, que parece que no sabe vivir sin cacicazgos de saliva, pues
quienes actualmente dirigen los trabajos se han echado a la hamaca con la idea
de que por arte de magia retendrán los casi nueve mil votos que los colocaron
como la segunda fuerza política, y entre quienes sí quieren trabajar y quienes
no, se ha abierto una brecha tremenda que difícilmente podrán zanjar debido a
lo corto de los tiempos para los procesos internos.
Donde sí nos
declaramos incapaces de entender el asunto es en el PAN de Jiquilpan, donde
hasta hace unas semanas estaba todo casi definido: Germán Naranjo a la alcaldía
y Carlos Gómez a la diputación local, pero los últimos acontecimientos parecen
generar un reacomodo y hasta ahora parece que es Marco Valencia quien buscará
la candidatura por Acción Nacional en Jiquilpan.
Un detalle
interesante se da con la posibilidad de que Carlos Gómez busque la diputación y
Marco Valencia la alcaldía por el PAN, y es que ellos fueron los dos últimos
candidatos por el PAN durante las pasadas tres elecciones y de manera general
lograron incrustar siete regidores: dos, Carlos Gómez en cada uno de sus
intentos, y tres, Marco Valencia, gracias a la coalición con el Panal.
Esto indica
que al menos en números y de darse esta combinación, Acción Nacional podría
tomar por asalto la tierra de los Cárdenas.
Mientras
tanto, en el PRD jiquilpense parece que las aguas no pueden tranquilizarse, y
cuando se pensaba ya que Gerardo Olloqui, actual presidente, llevaba mano en
eso de ser candidato, le brincó la liebre con el nombre de Lucio Lúa, del que,
se dice, es la apuesta del Moduc para esta elección; de ser así, creo que al
interior de esta corriente se dará una minieliminatoria, pues dicen que el
candidato natural es Roberto Mejía.
El grupo del
ex alcalde Francisco Mora, que se había mantenido ya al margen, parece querer
impulsar a dos ex funcionarios, entre los que se encuentra Carlos Cázares,
quien es recordado por estar en la nómina de la Policía local con un sueldo de
23 mil pesos mensuales y nunca haber portado el uniforme de la corporación. El otro
podría ser Moisés Arredondo, al que, por cierto, la ex directora del OOAPAS,
Guadalupe Rentería, señaló como responsable del endeudamiento de este organismo
descentralizado que fue regido por Arredondo Olloqui de 2008 a 2011.
José Luis
Ceja Guerra
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