viernes, 31 de julio de 2015

Justo reconocimiento a Quique Echenique

 En un Ayuntamiento como el de Huetamo, el que a lo largo de los últimos 80 años había sido convertido un auténtico botín de mafiosas alianzas políticas priistas, las que a su paso dejaron en su negro historial decenas de cruces sobre la Avenida Madero, donde cayeron muertos hombres cabales contrarios a los aviesos fines del eterno partido en el poder, alcaldes, líderes agraristas y caciques, mientras que a otros se les perdonaba la vida pero se les condenaba a la ignominia y el olvido y venían al relevo todo tipo de personajes, de todos los niveles y posiciones sociales, entre ellos algunos analfabetas, otros recomendados, hasta que llegó el tiempo de afianzar el orgullo de la corona del PRI, que históricamente siempre ha sido Huetamo,
y surgieron a partir de los años 70 nuevos alcaldes que se cocinaban al vapor en el PRI, donde hubo liderazgos trascendentes que el tricolor les permitiría repetir una y otra vez, como fue el caso de Adolfo Pérez Molina, y después de Arturo Acosta Mora, quienes hicieron méritos suficientes para que por ahí se les recuerde en el nombre de alguna calle.
Pero dentro de esa parafernalia de imposiciones y recomendaciones de quienes deberían ser los siguientes alcaldes priistas de Huetamo, hubo influencias familiares, imposiciones de arriba, como lo fue el caso de la primera presidenta municipal que conoció Huetamo, como lo fue la maestra García, en relevo de Juan Abraham, personaje de ideas diferentes al tradicionalismo político empotrado en el poder de Huetamo, hasta llegar al poder jóvenes universitarios, en especial doctores y licenciados; sin embargo, el ritmo inclemente de pobreza sería el mismo, de tal forma que mientras se abultaban sus cuentas bancarias, el Huetamo del siglo XX permaneció con sus eternas calles de tierra, pésimos servicios municipales, una constante corrupción que permitió la venta y concesión de varias calles negociadas por la CTM, surgieron las bonitas fincas y ranchos de los abnegados alcaldes institucionales y lo más inaudito de todo fue aquella absurda idea de iniciar la sindicalización municipal con el ocaso del siglo XX, y de esa forma el PRI empezó a formar un selecto grupo de parientes, amigos y simpatizantes del partido en el poder para que así no hubiera problema de que se quedara sin chamba el compadre, la novia, el guardaespaldas, el vecino; en fin, una maquiavélica jugada que se tomó como una genial aportación del priismo de Huetamo a la posteridad de los tiempos. Y así se le ocurriría al siguiente presidente, quien debería engordar la nómina a perpetuidad, y hasta Morelia iban a elegir cuál sindicato se cuadraba a sus planes, de tal forma que cuando llegó el primer alcalde perredista, por su cuenta también formó su sindicatito hasta completar tres diferentes sindicatos dentro de un pobre y absorbido Ayuntamiento que desde entonces arrastra con este lastre, donde el sindicalismo pone de rodillas al alcalde que sigue en el poder con las obligadas concesiones que anualmente suben en demandas.

Por eso, en este año, un grupo de ciudadanos hastiados hasta el enfado de lo que acontece en cada administración municipal decidió elegir al mejor funcionario de esta administración que demostró haber hecho bien su trabajo, y en la lista hubo dos o tres prospectos, pero se impuso el nombre de Luis Enrique Echenique, director de la Casa de la Cultura, dado que en su actuación le dio otro rumbo a la cultura de Huetamo, trajo obras de teatro, músicos tradicionales, cantantes famosos como Tania Libertad, consiguió que se declararan patrimonio de la UNESCO a Chema Galván y Evaristo Galarza, a éste lo propuso al Premio Eréndira y lo logró, después ayudó a que tocara Galarza en Bellas Artes y lo consiguió, y por si fuera poco, la semana pasada logró ver coronado su máximo sueño, la gestión de ver concretada la edificación de la Casa de la Cultura, de la que ya hay un presupuesto de cuatro millones de pesos, por eso y por mucho más, Quique será el primer funcionario municipal reconocido por el pueblo. Felicidades Luis Enrique.
Ángel Ramírez Ortuño

No hay comentarios:

Publicar un comentario