viernes, 4 de diciembre de 2015

Apatzingán y Huetamo: Las dos tierras calientes

Aunque son dos municipios michoacanos, hermanados por una especial situación geográfica dentro de los parámetros del calor, son diversas las razones que unen a estos dos pueblos, el de Apatzingán y el de Huetamo, y en la actualidad se confunde cuáal es la situación fronteriza dentro de los mapas entre ellos y cuál es la Tierra Caliente de Apatzingán y la de Huetamo, y es muy sencillo de explicar:
a un pueblo lo baña la cuenca del Río Tepalcatepec, el enjundioso Apatzingán, mientras que a Huetamo lo bañan las corrientes del caudaloso Balsas y el tranquilo Río Carácuaro, y como primera coincidencia histórica, dentro de ese perímetro se levantó y forjó la vida juvenil del gran Morelos, allá por Parácuaro y Tahuejo, mientras que su vida sacerdotal se forjó en Carácuaro y en Huetamo formaría su primer gran ejército, de tal forma que dentro de las largas correrías del Siervo de la Nación junto con los independentistas en permanente huida, con frecuencia se saltaba Morelos de Huetamo al vecino Apatzingán, donde consagró la Constitución que escribiera en Chilpancingo y la llevara a cuestas como pesada cruz por las tierras calientes que tanto conocía el gran Morelos. Otro personaje de polendas que también confraternizó con ambos pueblos fue el general Cárdenas, el mismo que en su calidad de misionera del agua y del árbol convirtiera a esos ricos valles del Tepalcatepec en emporio del algodón y el limón, y después, conformada la Comisión del Río Balsas, el Tata se convierte en su primer vocal ejecutivo y apoya el crecimiento de los pueblos comarcanos de Huetamo como Zirándaro, Coyuca, Pungarabato, Tlapehuala, San Lucas, Tlalchapa y Arcelia, y serán las presas que construye y la gran riqueza del ajonjolí lo que lo consagra, sin embargo la duda de dónde es una Tierra Caliente y cuál es la otra, con el correr del tiempo nos ha llevado a decir para no tener problemas, la Tierra Caliente de Apatzingán y la Tierra Caliente de Huetamo. Para poder explicar el caso de la Tierra Caliente de Huetamo, tal como lo explica el analista huetamense Jerjes Aguirre Avellaneda, señala que su origen es de un asiento de la cultura matlatzinca y que su ubicación comprende los municipios de Carácuaro, Nocupétaro, San Lucas y Tiquicheo, y cita un pensamiento de Raúl Vera López, ex obispo de Altamirano, quien señaló que la Tierra Caliente de Huetamo “es una gran reserva cultural del país”, y señala sus valiosas participaciones históricas de México, y señala símbolos como Morelos, Nicolás Romero, José Rentería Luviano y destaca que por ejemplo el estancamiento y la pobreza llevan anclados 200 años en el entorno huetameño, y en parte en eso participan la emigración y el narcotráfico, lo que genera estancamiento económico y desempleo, mientras que no existe la industria y el campo se sostiene de su agricultura temporal de sorgo y maíz de bajos rendimientos, pero en cambio tiene las grandes ventajas de contar con agua y un clima adecuado para el desarrollo ganadero, pero que aquí deben intervenir la ciencia y la tecnología, mientras que otra enorme ventaja es su interconexión por agua y tierra con el Puerto Lázaro Cárdenas, esto como una salida natural del Balsas sobre el Pacífico dado que también cuenta con una excelente minería, entre oro y plata, sin olvidar la enorme riqueza marmolera inexplotada que tienen sus montañas, en especial la región de San Lucas, amén de que si de energía se habla, Huetamo cuenta con todo el poder del mundo en el terreno de la energía solar, de tal forma que deberían ser instaladas fábricas de maquinaria pesada y hasta aviones ligeros, recalca Jerjes, quien no olvida el renglón turístico y aquí lo que faltaría sería voluntad política que empuje esos proyectos, y así como antes hubo un Cárdenas, ahora se sueña con que tales fines los concrete el gobernador calentano de Carácuaro, Silvano Aureoles Conejo. Vaya tarea monumental.
Ángel Ramírez Ortuño

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