De forma casual
nos acercamos el pasado fin de semana a las estribaciones del Cerro de Dolores,
llamado también por los viejos del pueblo como el Cerro del Iquiméngari, y que
en realidad es una maravillosa montaña rocallosa que la madre naturaleza colocó
frente al milenario pueblo de Huetamo, y como algo sobrenatural e
indescriptible, en su costado derecho remata como si fuera la curva de un
machete ajonjolinero, y por extraño que parezca surge esculpido en una roca
monumental un fino rostro con rasgos humanos que mira al cielo, con nariz
perfecta, ojos observantes, cabellera larga y barba tupida, y desde hace más de
cuatro siglos y medio, la rituálica observancia de aquel fraile agustino
llamado Juan Bautista Moya, según testimonios orales heredados por generaciones,
pudo ser el primer ser humano que identificó ese rostro con el de un Cristo, y
con el correr del tiempo esa imagen se ha convertido en verdadero símbolo
representativo de esta ciudad, dado que el perfecto rostro de Cristo se observa
desde distancia y la magia de la fotografía, el cine y el video lo confirma, es
decir, por ese detalle se le conoce como Cerro de Dolores, aunque en la
antigüedad tuvo el nombre del Iquiméngari; en fin, bien puede opinar el amable
lector que esto aparezca en una columna política de un periódico serio, sin
embargo con marcado desdén lo hago para tomarlo como referencia de que frente a
él encontramos un peligroso basurero clausurado por las autoridades estatales
respectivas, incluso ha sido motivo de una millonaria multa que debió haber
pagado alguna administración anterior, y desde entonces se supone que su
servicio a la comunidad había llegado a su fin, por lo que desde hace ya unos
cinco años se inició la construcción de un emergente relleno sanitario, mismo
que arrancó su planeación desde el gobierno de Antonio García Conejo y se
consolidó con el alcalde Roberto García Sierra, y a gritos y sombrerazos
arrancó el proyecto con la buena voluntad de la Secretaría de Planeación y
Desarrollo Regional –Seplader-, luego que de común acuerdo se adquiriera un
predio inter fronterizo con el municipio de San Lucas, en virtud de que se
acordó compartir ese beneficio ellos, y vino maquinaria pesada, excavaciones,
una cuantiosa suma de dinero para la adquisición de una geo-membrana, un
gigantesco plástico que impide que contaminantes líquidos penetren el subsuelo,
en fin, la obra alcanzó pronto un 50 por ciento de avance, un buen día vino
Leonel Godoy y recorrió la prometedora obra y se tomó la foto, luego se fue
Roberto García y también Godoy Rangel, y desde entonces la obra permanece
paralizada, sin mayor explicación de que se necesita una fuerte suma de dinero
para adquirir maquinaria especial para el proceso de la basura y otras cosas,
pero mientras tanto, el otro basurero sigue funcionando como si nada pasara,
pero resulta que con frecuencia gente irresponsable quema la basura y eso
genera que una peligrosa nube de humo que no logra traspasar la cortina del
Cerro de Dolores y entrada la mañana se disipa sobre la ciudad como una peligrosa
capa contaminante de smog, generando desde hace largo tiempo un verdadero
problema de salud que en especial afecta a niños y ancianos, y detalle que bien
podría considerar el Consejo Municipal de Salud en su próxima reunión.
Postdata: Por un
imperdonable error de mi parte, la semana pasada se tituló esta columna
política como: “Balsas un río inútil” cuando en realidad se trataba del tema
del “1V Centenario” y asimismo agradecemos por este medio el saludo enviado
desde Morelia por don Félix Santibáñez Sosa.
Ángel Ramírez Ortuño
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