viernes, 14 de agosto de 2015

Rescatan la Plaza de Toros Alberto Balderas

En 2015 se cumplen 75 años de la muerte del glorioso torero mexicano Alberto Balderas, a quien la tauromaquia nacional bautizó con el mote de El Torero de México, personaje que naciera en 1910 y que a lo largo de una agitada vida frente al peligro dentro de los ruedos muriera un día 29 de diciembre de 1940, al momento que le asestara una mortal cornada el toro Cobijero, muriendo a consecuencia de ello. Enseguida se vivió un largo luto dentro del mundo taurófilo, y dado que por esos tiempos se terminaba de construir la plaza de toros de Huetamo, por iniciativa del magnate cervecero local Rufino Castillo Granados, quien escogió unos terrenos plagados de nopales para tal fin, y luego de despejar ese sitio surgió el redondel que por mayoría de votos fue bautizado como Plaza de Toros de Huetamo Alberto Balderas, estructura que poco a poco se convirtió en obra monumental y el pueblo la consagró como una reliquia arquitectónica intocable.

Frente a las complejidades políticas y sociales que se vivieron a lo largo de 2014, de pronto un ambicioso proyecto aprobado para construir un nuevo Centro de Salud, por alguna extraña propuesta surgida de la mente de algún asesor visionario y tal vez antitaurino, recomendó que la mejor propuesta para levantar esa construcción sanitaria nada era mejor que el terreno de la Plaza de Toros del pueblo, y aprobado por el Ayuntamiento y su Cabildo en pleno, se aceptó la siniestra propuesta, muy a pesar de que con premura habían sopesado las posibles consecuencias de rechazo de algunos sectores del pueblo, en especial el de Los Amigos del Caballo, organización a la que pertenecen el propio gobernador electo de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, y sus hermanos Antonio, Juan Luis y otros carnales, mientras que los simpatizantes de las tradiciones y costumbres regionales se sumaron al rechazo de tal propuesta, y eso los llevó a realizar manifestaciones por las calles montados a caballo y a reunirse con la alcaldesa Dalia Santana Pineda y su síndico Juan Carlos Maderos, quienes no cedieron al llamado de ese sector del pueblo.
Por desgracia, en agosto de 2014 los destinos municipales cambiaron de rumbo y ya sin la figura de Santana Pineda en el poder y con la infortunada designación, allá en el Congreso del Estado, de Mederos Sánchez como nuevo alcalde, que mucho mejor hubiera resultado que desde allá se hubiera designado otra opción, siguió la perruna idea de echar abajo la plaza citada, y hasta se ofreció construir una nueva rumbo a la salida de Morelia, oferta que también sería desechada por los huetamenses, dado que tal espacio quedaba retirado de la ciudad, de tal forma que no faltó el día en que una empresa ingresó al ruedo y sacó muestras de la calidad de la tierra, ya que ahora sí se levantaría el hospital.
Pasado el tiempo y dada la falta de respuesta popular frente a la brillante idea municipal, el legendario inmueble se sostuvo de pie contra viento y marea, aunque sobre él pesaba una “extraña” recomendación de Protección Civil del Estado, motivo suficiente para intentar destruir tal reliquia; sin embargo y frente a una inesperada reacción ciudadana, el alcalde electo de Huetamo, el perredista Elías Ibarra Torres, con los arrestos que ya se le conocen, como una de sus primeras drásticas medidas tomó la decisión de recatar ese espacio municipal, aunque para ello debió llamara cuentas al alcalde en turno, quien al parecer y a regañadientes tuvo que dar marcha atrás a su orgullo y entregar lo más pronto posible la condenada obra, la que se anuncia que para septiembre estará lista para las tradicionales fiestas de septiembre con toros, guananchas y jinetes, pésele a quien le pese.

Ni hablar, con esta primera faena Ibarra Torres ya cortó orejas y rabo.

Ángel Ramírez Ortuño

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