Al margen de
las cifras y datos presentados por el legislador federal Salvador Romero en el
marco de su informe de actividades legislativas, queda claro que no han cerrado
del todo las heridas existentes entre el político jiquilpense y la autoridad
municipal de Sahuayo, ya que ni siquiera se envió a alguien con la
representación municipal.
Y es quizá
el mismo discurso de Salvador Romero lo que indica qué es lo que está pasando. Durante
su presentación, el legislador federal reconoció que algunos actores políticos
le criticaron tener un afán protagónico y, al menos entre líneas, fue esa la
molestia de Sahuayo, que hiciera pública en su momento el presidente municipal
Francisco Sánchez Sánchez, quien a través de los medios lamentó que ninguno de
los 160 millones de pesos gestionados por Romero Valencia se hubiese destinado
a Sahuayo.
Como se
esperaba, el evento fue una pasarela política impresionante, en la que además
de varios delegados federales, se dieron cita diez de los catorce alcaldes de
este distrito; de hecho, solamente Sahuayo, Tocumbo, Tinguindín y Régules no
mandaron representante. En el caso de Régules, es de entenderse por los sucesos
registrados esta semana.
Y aunque no
hubo una representación oficial de este municipio, llamó poderosamente la atención
en el evento de informe legislativo la presencia del cuatro veces alcalde de Cojumatlán,
Enrique Múgica, considerado como uno de los últimos baluartes del perredismo de
esta región.
En lo que se
refiere a la ausencia de los municipios de Tocumbo y Tingüindín, basta señalar
que desde hace tiempo que la alcaldesa de la capital mundial de la paleta ha
hecho oídos sordos a las invitaciones a los eventos del legislador, mismo caso
de Tingüindín, que tampoco se ha hecho presente en las reuniones mensuales.
Aunque todos
saben de las diferencias entre el edil de Sahuayo, Francisco Sánchez, y el
legislador Salvador Romero, nadie esperaba que la diferencia se hiciera tan
notoria, como ocurrió en el evento de informe.
Pero este
evento sirvió también para entender lo que pasa en el contexto regional del PRI,
pues bastó ver la distribución de las mesas para entender sin tapujos ni temor
a equivocaciones que existen militantes tricolores de primera, segunda y
tercera clase; asunto que pasa más por el linaje que por el trabajo político.
Tristemente,
la izquierda jiquilpense no logró hacerse del liderazgo político en un tema que
parecía prácticamente preparado para que la Vieja
Huanimban reverdeciera laureles, el tema de la defensa del petróleo debiera
ser, por el legado histórico y político de Lázaro Cárdenas del Río, el central
en la vida social de este municipio; sin embargo y en el marco de la consulta
realizada sobre la reforma energética, fueron las mesas instaladas en esta
cabecera municipal las que menos visitantes tuvieron, y esto tiene más que ver
con la falta de información que con la falta de convicción.
Veremos qué
resultados tiene Morena, que planea asambleas informativas el próximo fin de
semana, no vaya ser que esta organización política pueda penetrar más en el
ánimo local que el partido gobernante.
Después de
lo ocurrido esta semana, en que tres policías agredieron a un indigente en la
ciudad de Jiquilpan, es necesario hacer una severa reflexión sobre este tema y
poner varias cosas sobre la mesa: Para nadie es un secreto que el director de
Seguridad Pública, Luis Lúa Rubio, se encuentra en el encargo gracias a que su
esposa y su primo son regidores del PRD, partido que gobierna; nadie le va a creer
que está ahí por merecimientos propios y menos por su capacidad. Lo que han
venido realizando los elementos a su cargo: Seguridad Pública, Vialidad y la
Policía Turística, es la muestra inatacable de que no tiene control de su
departamento, falta saber si es por incapacidad o indiferencia, esto es, o no
puede o le vale…
La política en la Ciénega | José Luis Ceja Guerra
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