Al parecer el
tema de Pueblo Mágico en Jiquilpan llama más al debate, a la comidilla y la
confrontación, que a la unidad que se requiere para preservar este nombramiento
que algunos grupos ven como una plataforma electoral.
Y es que
Teresita del Niño Jesús Munguía de Lamphar Esquer, presidenta por segundo
periodo consecutivo de la Asociación Civil Mujeres Unidas por Jiquilpan,
insiste en destituir a la presidenta del Comité Municipal Pueblo Mágico, Martha
Amezcua Larios y a Martha Bautista Rodríguez, vocal de este comité y presidenta
del Patronato Lázaro Cárdenas, bajo el argumento de que el pueblo no tuvo
participación en la elección de los integrantes de este comité.
Ya las
autoridades locales, estatales y la misma sociedad le explicaron hasta el
hartazgo que los integrantes del Comité Pueblo Mágico fueron designados de
manera directa por la entonces titular federal de la Secretaría de Turismo
(Sectur), Gloria Guevara, bajo su propio criterio y, como era normal, los
nombramientos recayeron en los apellidos de abolengo de la sociedad
jiquilpense. Quizá fue por eso que la líder de Mujeres Unidas por Jiquilpan
quedara fuera de la jugada, porque en este municipio, clasista desde su
fundación, una cosa es tener dinero y otra un apellido de peso en la sociedad.
Lo triste es que
en este juego es que ya metió doña Teresita al coordinador de los legisladores
priistas michoacanos en el Congreso de la Unión, Salvador Romero, a quien
señaló de dar cobijo a los grupos que de manera reiterada han repudiado sus
intentos de destituir al comité.
De hecho en un
“comunicado a los medios” que se entregó de manera selectiva, señaló el intento
por parte de personal de confianza de Romero Valencia, de ofrecerle un puesto
en el recientemente creado Consejo Coordinador del Comité de Pueblos Mágicos, a
cambio de frenar su movimiento social que, asegura, está avalado por mil 300
firmas consignadas ante fedatario público aunque, vistas las notas informativas
en varios medios estatales, la fe dada por estos funcionarios no son garantía
de verdad absoluta.
De tal suerte
que mientras el municipio gestiona reuniones, eventos y otras actividades para
consolidar este nombramiento, grupos políticos y sociales buscan a toda costa
desacreditar estos trabajos bajo la premisa de que para que algo salga bien y
valga la pena deben hacerlo ellos.
Por cierto que
los regidores integrantes de la Comisión Revisora del Presupuesto en Jiquilpan
o están muy ocupados revisando cuentas y facturas en Tesorería Municipal u
optaron por la cultura del menor esfuerzo y van a esperar a que el tesorero
municipal les diga si hay dinero o no, lo cierto es que la semana pasada
brillaron por su ausencia en las instalaciones de Palacio Municipal.
Lo malo de las
sesiones públicas de Cabildo es que los ciudadanos ya se enteraron que esta
comisión quedó de dar un dictamen en la próxima reunión del colegiado, por
tanto, como dicen en mi pueblo, van a quedar como el cohetero, si truena, malo,
y si no truena, también.
Cualquiera que
sea el resultado de esta revisión, los regidores tendrán que explicar a la
población del porqué de la crisis financiera de la localidad y, sobre todo, por
qué a pesar de ésta insisten en el aumento.
Finalmente, por
cuestiones de trabajo, no pudimos enterarnos bien a bien de la visita del
gobernador Fausto Vallejo a la celebración del aniversario del profesor Jorge
Romero Farías, padre del diputado federal Salvador Romero, sin embargo, la
presencia del mandatario en el festejo indica una muy buena relación con el
legislador jiquilpense.
Tampoco
asistimos al informe del diputado local José Eduardo Anaya aunque, para ser
honestos a este último evento no recibimos invitación… ¡Maldita sea, cómo se
supone que pueda dormir después de esto!
José Luis Ceja
Guerra
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