miércoles, 26 de octubre de 2011

Priístas, revueltos pero no unidos


La política en Zitácuaro

Los exhortos a la unidad priísta en torno a los candidatos a la Presidencia Municipal y diputación local han sido como los llamados a misa: todos los oyen, pero pocos los atienden.
Mario Vallejo con AMLO
La división es tal que se ha generado una especie de diáspora priísta y ahora se ven conocidos y reconocidos militantes de ese partido en las campañas de los demás candidatos; especialmente, en la del perredista Mario Vallejo Estévez, aspirante a la alcaldía.
De poco han servido los llamados a la unidad que han venido a realizar a Zitácuaro el dirigente estatal del partido y el propio candidato a la gubernatura, Fausto Vallejo Figueroa.

Este último ha logrado imponer su autoridad, como lo mostró en su reciente visita, cuando mantuvo unidos todos los grupos, en un solo evento, sin que se agredieran (al menos no públicamente) entre sí.
Sin embargo, apenas y Fausto les dio la espalda y las cosas volvieron a la normalidad; es decir, todos jalaron por su lado, y regresaron a las campañas de los candidatos con los que se han ido a refugiar.
Pese a todo, los diferentes grupos no reniegan de su militancia: todos tienen muy claro su apoyo a Fausto Vallejo, por aquello de que tiene posibilidades de ganar y, en ese caso, “huesos” que repartir.
El rechazo más marcado es hacia el candidato a la alcaldía, Juan Carlos Campos, a quien los orihuelistas (incluido el alcalde Antonio Ixtláhuac Orihuela y la estructura municipal) le han dado la espalda; esto, por la “traición” que el abanderado les hizo al no respetar el acuerdo de compartir con ellos su planilla y futura administración.
Pero tampoco lo han apoyado y acompañado a su campaña varios líderes de organizaciones y grupos priístas. También se han mantenido distantes y ajenos los ex precandidatos, Abel Osorio Soto, Martín Abud y Ricardo González, así como la mayoría de sus simpatizantes.
De hecho, todavía hay un recurso interpuesto en contra de la elección interna del candidato a la alcaldía priísta, ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial, del que se espera se dé respuesta en los próximos días. Su resultado podría provocar más efectos negativos aún en el proceso tricolor para la Presidencia Municipal.
Campos Ponce no se ha cruzado de brazos. Durante todo este tiempo ha llevado a cabo su campaña, de manera más o menos normal. Y no se puede decir que no haya respuesta de la gente; en especial en un municipio como Zitácuaro, en donde el PRI se encuentra todavía muy arraigado en la conciencia de no pocos votantes.
Sin embargo, es real que por primera vez en mucho tiempo, el candidato tricolor a la alcaldía no enfrenta un panorama favorable; incluso, hay algunas encuestas que, sin ser definitorias, no le auguran nada bueno al PRI, en lo que corresponde a la elección para la Presidencia Municipal.
Juan Carlos Orihuela con Moreira
Tampoco le ha ido muy bien al candidato a la diputación local, Juan Carlos Orihuela Tello. El apellido y lo que representa también es rechazado por un sector del PRI (en especial con aquellos que simpatizan con Campos Ponce y los que rechazan la imposición de Eduardo Orihuela a un escaño de representación proporcional) y de la población.
No ha ayudado el hecho de que la campaña de Orihuela Tello no levante, no se escuche, no se vea. Pareciera que la derrota que sufrió en las votaciones del 2009, cuando perdió la posibilidad de ser diputado federal no le enseñó nada.
En lugar de una campaña intensa, de contacto y de solidaridad con todos los votantes, ha realizado reuniones y eventos sólo con la gente que le es afín. Y eso podría desembocar en el hecho de que el PRI podría perder la diputación local del Distrito de Zitácuaro, algo que nunca ha ocurrido.
  
Ricardo Rojas

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